De los estornudos al silencio: la verdad del calicivirus
"El virus que roba la voz y la vida de los gatos"
Hace unos
días entró en la clínica un gato que apenas podía maullar. Sus ojos lloraban,
la nariz estaba tapada, y cada intento de tragar era una batalla. Su dueña
pensaba que era "un resfriado" y que con un poco de miel y leche se le pasaría.
Pero no era un resfriado. Era calicivirus felino.
El calicivirus no es un simple catarro: es un virus que destruye la boca, la garganta y hasta los pulmones de los gatos. Provoca úlceras dolorosas en la lengua, fiebre, mocos espantosamente espesos, apatía… y en muchos casos deja secuelas de por vida o hace que su luz se apague.
👉 ¿Cómo se detecta?
Cuando tu gato empieza con estornudos, legañas, mocos, heridas en la boca y
deja de comer, no lo dudes: es hora de
ir al veterinario.
👉 ¿Cómo se trata?
No hay jarabes caseros, ni tés, ni miel, ni sopitas mágicas. El calicivirus se
trata con atención veterinaria: medicación para controlar el dolor,
antibióticos para infecciones secundarias, fluidoterapia si deja de comer o
beber, y en casos graves hospitalización y cirugía. En esta última situación la
única solución definitiva es eliminar las piezas dentales. Solo si la situación
lo permite (calicivirus moderado, nunca grave) se pueden dejar los colmillos.
👉 Lo que nunca debes hacer:
Mantener el antibiótico en el tiempo cuando la situación es moderada o grave.
La enfermedad genera resistencia al mismo y pierde toda efectividad, además del
dañó que puede producir al hígado del animal.
Confiar en "remedios caseros". Porque mientras pruebas recetas de internet o de tu vecino o cuñado, tu gato sufre. Y en muchos casos, muere.
El gato de esta historia se salvó porque finalmente llegó a tiempo a la clínica. Hoy vuelve a maullar, aunque su voz quedó algo ronca.
Moraleja: "El calicivirus mata. El veterinario salva. No hay punto medio."



